Hay formas sui géneris de ser parte de un concierto.
Danger y sus compinches trovadores-trovadictos me contaron una vez cómo después de horas de cola y empujones frente al Teatro Principal de Camagüey, no le cupieron a los palcos ni ellos ni sus ganas de vociferar las letras de Frank Delgado y la rabia fue tanta que se fueron a sentar en los peldaños de la entrada de la iglesia de La Merced, a hacerle la competencia al “gordo” con una guitarra y una botella de ron, pero aún así cantando Yuneisy, Trovatur y Cuando se vaya la luz mi negra.
Yo misma, en La Habana, me disparé a una turba de roqueros belgas, suecos, húngaros… del Peace and Love patrocinado por X Alfonso, durante horas, trepada arriba de un banco del Complejo Morro-Cabaña.
A Paz Sin Fronteras y Calle 13 los viví pegada a la pantalla de mi ATEC-Haier, situación desventajosa que no me impidió brincar, gritar, bailar y sudar como la más a-live de las espectadoras.
Pero a Sandri tengo que reconocerle la primicia de su gesto. Nunca antes había asistido a un concierto por vía celefónica.
Anoche, a través de un celular raptado por mi amiga villaclareña en el teatro La Caridad, Raúl Paz me cantó un Carnaval de nueve minutos con diez segundos pegadito a mi oído derecho.
“No me pregunte a mí lo que pueda decir…”, yo aún estoy sin palabras que me alcancen a todo lo que quiero agradecerle, y abrazarle, y bendecirle a esta personita increíble.
Sandri, sé que siempre embromo diciéndote que eres lo peor, pero en verdad, mi amiga, eres lo mejor con dos escaños desiertos debajo de ti.
PD: Cuando sonó el móvil no eran todavía las once de la noche (Doble Excelente!!!! jejejejeje)
Seguro MAri, un carnaval antes de las 11 y por celular es un doble excelente, que trabajo me da comentar los post, porque nuestras plantillas están divorciadas, pero ya le cogí la vuelta a esto, lo engañé,
Glen, a mí me pasa lo mismo con tu blog jajajaja sí, creo que es lo de las plataformas, pero bueno, uno insiste. Ya sabes, si va Raulito por Cienfuegos, le dices tú también que en Camagüey lo amamos y esperamos.
Tunita montadora de caballos: qué rico lo que viviste! Mis celos bobos se van a la mier… ante estas demostraciones de fidelidad y amistad. La Sandri vale oro y ella te ailoviu. Es lindo su gesto. ¡admirable! Yo te sigo queriendo con mi Moneda Libremente Nacional, quizá un día te ponga un concierto de Armonía de Vertientes cuando te pongan el fijo, bueno, ya tu tiene fijo! Muaaaaaaaaaa.
Sí, Luisen, la Sandri es mucha Sandri y yo también la ailoviu mucho a ella. Es una amiga que pretendo agarrar con ambas manos y no dejar ir nunca, es de las buenas. Pero a ti también te quiero mucho,no me hace falta que me llames ni al cel ni al fijo, porque los amigos de verdad saben lo que valen el uno para el otro aún sin la mediación de las palabras. Un beso.