Un tirante no cubre nada físico,
apenas un ápice insignificante de hombro.
Un tirante intenta desaparentar la desnudez que enuncia,
como serpiente que se muerde la cola,
como serpiente que te cruza del seno al borde de la espalda,
(de un barranco a otro)
simulando el control y el orden.
En esa existencia disonante
pueril
obsoleta
a veces los tirantes caen,
agotados de intentar el gesto absurdo que les toca.
Uno le puede echar la culpa al viento,
al sudor,
al cansacio de la tela
o de los hombros
para sostenerse como tales;
pero ninguna explicación es relevante en ese minuto de transmutación.
Cuando un tirante cae
algo no físico queda al descubierto:
una idea
un impulso torvo
urgencias,
el guiño de un anzuelo
que gime metálicamente su convite.
Y suele suceder,
allí en la cumbre de su renuncia informal y aleccionadora,
que aparece un dedo
de una mano osada
que te sube el tirante
y te baja no sé cuántas cosas
con la tajante brevedad de un roce.
Entonces una se cuida de que no caigan más los tirantes
porque en verdad tapan mucho
aunque no parezca.
Bellísimo poema de una joven y bellísima periodista cubana
gracias Luis, de parte del poema y de parte mía 😉
así son los pequeños detalles de la vida lo abarcan todo. Muy lindo y sugerente
Pequeños detalles que te mueven el piso, Juansinnada, y que los miras entonces, azorado, y te estremece que con su pequeñez te puedan tanto… gracias por volver.
Lindo verte posteando de nuevo y más cosas tan lindas y sugerentes.
Gracias Yudivián, ya te me vas haciendo familiar, entre «citas» en feisbu y comentarios acá, como que te voy a coger cariño 😉 También es muy lindo para mí volver a este vicio, la falta que me hacía, no imaginas. Espero seguirte leyendo, un abrazo.
Pues espero no vuelvas a irte. Tu voz hace falta. No te nos escapes de nuevo. Si?
No Yudivián, no está en planes del año ni del quinquenio 😉 Estaré por aquí un rato nada breve, cariños.
No es comentario, solo son palabras sin tirantez. Y sin tildes.
He librado una guerra perdida contra tirantes que, al final, vuelven siempre al lugar primero.
Tirantes desagradables, con los que mantengo una relacion tirante, porque esconden sitios agradables.
Tirantes que, como tirano, tiroides, tiraderas, tirantez, suelen verse bien pero me suenan mal, y los acecho para liberar de ellos cosas que quiero para mi, y a las que, de ningun modo, se llega quitandolos.
En esa guerra, a veces me he conformado con hacerlos caer y rozar debajo, muy debajo, cerca del corazon…
pero muy lejos.
Y cómo te respondo yo este comentario «no-comentario»?????? Quizá te lo responda mejor cuando publique el tuyo (que no es este, por si quizá pensaste que sí). El tuyo se llama «MUELLE», y saldrá pronto, en cuanto me exprima definitivamente el alma para terminarlo.
Sé que contigo voy siendo últimamente de subirme todo el tiempo los tirantes y de ponerme tirante y tirana, pero es la etapa que nos toca ahora que lo que quiero es cuidarnos la amistad y no perdernos(te). Igual rozaste alguna vez ese lugar recóndito del alma que hay bajo ellos, y esa marca queda siempre. Un beso.
Estaba por decirte que me ha gustado esto, que a veces desapareces y sueltas unos atisbos tímidos de poesía y me pongo feliz. Bso, R
Y yo estaba por decirte que extrañaba tus comentarios, y que te mandé una cartita con Paquito, y que me cuidaras a Alejo y a Albert por allá… yo también me pongo muy feliz cuando sucedes. Kiss-back.
Los tirantes son, a mi modo de verlo, la puerta al paraíso.
Una, una de ellas Mar… que hay muchas jejejejejej besis
Hay poesía en cada linea de tu poema….. Me encantó!
Gracias César, y bienvenido a la Nube. Tengo algún que otro poema abandonado por ahí, a lo mejor suba algo que te guste de nuevo 😉